jueves, 31 de mayo de 2018

El ilusorio sueño


El tiempo es ese momento que pasa y no da tregua ni al pensamiento, y menos a la decisión. Porque el pensamiento requiere tiempo para decidir, pero mientras, ese tiempo va devorando el momento. 


Quizás por eso deberíamos relativizar incluso la cantidad de tiempo disponible, y deberíamos fotografiar bien nuestros recuerdos o vivencias...esos momentos que verdaderamente nos hicieron sentir bien. Y quizás por eso, la intuición y la buena intención sean de las pocas herramientas de las que disponemos para ser acertados en mejorar nuestra existencia. Si es así, supongo que deberíamos prestarle más atención a la forma en la que aprendemos a gestionar nuestra vida desde muy pequeños, y en consecuencia la de los demás.


Por casualidades de la vida, hace unos meses mi compañera de vida Gloria y yo, tuvimos la oportunidad de presentar un proyecto educativo artístico a uno de los renombrados colegios privados de la Comunidad de Madrid, gracias al contacto de mi amigo Javi, que consiguió reunirnos para conocernos y acercar afinidades. Entre la relajada conversación surgió la idea, y me propuso que redactáramos la propuesta, ya que por lo visto éste pertenece a la junta directiva de dicho centro y tendría posibilidades. Durante el buen rato que me estuvo poniendo al día sobre como funcionaban las lujosas instalaciones y los cursos, entendí que teniendo en cuenta el indecente presupuesto que me confesó que manejan en sus semanas culturales, en gran parte para alquilar atracciones mecánicas de feria para tener a los niños entretenidos, pensé que nuestro proyecto prometía ser un éxito por el valor artístico y didáctico que ofreceríamos y además; sería una buena oportunidad de ejercer nuestra profesión de forma constructiva y sumar, o poner nuestro granito, en la educación cultural que impartiéramos. Ni siquiera hablamos de cifras porque era obvio que nuestra oferta sería una limosna para tan ostentosa estructura educativa.

Gloria, educadora especializada en música, compositora y flautista profesional en activo, estuvo durante un mes trabajando incansablemente ilusionada, compaginando su labor como profesora de una escuela pública, donde lamentablemente no puede dedicarse únicamente a ejercer su docencia musical. Los objetivos de su proyecto no podían tener mejores intenciones, trataban de acercar de forma creativa y pedagógica las artes escénicas en su conjunto; teatro, música y danza a las aulas de una manera coordinada. Los cursos estarían acompañados de exhibiciones, festivales, masterclass, cursillos de verano,etc., para ampliar y mejorar valores tan importantes y necesarios que interfieren directamente en la felicidad de nuestras vidas y en la forma de relacionarnos y comunicarnos. Yo, por otro lado, teniendo en cuenta su formación y conocimiento, con toda mi lealtad y orgullo, simplemente jugaba a motivarla y divertirla con algunas ideas.

Entonces, pasado un mes volvimos a reunirnos para presentar el proyecto muy motivados y sorprendentemente, el amable contacto de mi amigo se sentó con cierta apatía y ojeó rápidamente los papeles con gesto aburrido para transmitirnos lo dificultoso de llevarlo a cabo por la inmovilidad de lo establecido e impuesto en el sistema educativo. La apatía y resignación del receptor era tan inconmensurable que me quedé perplejo, ni siquiera me salió el impulsivo enfado correspondiente y justificado, incluso intenté entenderle, porque en su conversación visualicé la triste realidad de abandono que sufren las artes en la educación, y lo dificultoso de valorarlas. Probablemente, su rutina de trabajo le hizo entender de la ilusoria idea, entre el espacio de tiempo de las dos reuniones. Él, muy educadamente se despidió y quedó en darnos una respuesta definitiva después de un mes, y así lo hizo escribiendo este e-mail a mi amigo:

"Javier, me han dado respuesta a la presentación de la Actividad de flamenco en la Escuela y siento decirte que me parece que no ha cuajado, así que no continúo. Un saludo."

Para El intruso no tiene desperdicio.
Y así pasaron dos meses de nuestro tiempo,
en nuestra realidad y sueño de artistas.


Teatro Alcalá, Festival fin de curso.
Madrid 1985
                                                                                                                                   
 Electrolé Videoclip, rodaje
Madrid 2017

4 comentarios:

  1. Lamentablemente asi esta la educacion en general. Pero no desanimarse, presentar el proyecto en otros colegios.

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    1. Lo bueno de admitir la realidad es que no desanima el resultado, más bien lo vemos con humor e ironía. gracias por tus palabras, un saludo.

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  2. Ánimo, estoy segura que en otros colegios valorarán ese proyecto. Pensad que el trabajo más difícil ya está hecho... Sólo queda el engorroso camino de venderlo, aunque sea puerta a puerta. Un besazo

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    1. Muchas gracias por tus palabras de apoyo Carmen, por supuesto que seguiremos con los intentos, somos afortunados de poder dedicarnos a nuestra vocación. Saludos.

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